Estos trastornos pueden ser leves y fácilmente abordables con intervenciones conductuales y educativas o más graves, de modo que los niños afectados requieran un apoyo educativo particular y una rehabilitación específica para las dificultades que se vayan encontrando a lo largo de su desarrollo.
Una alteración neurológica en la infancia puede significar afrontar dificultades severas de aprendizaje, derivadas de limitaciones cognitivas y de movilidad, alteraciones en el desarrollo del lenguaje, problemas para la articulación del habla y la fonación, para la alimentación oral, la adquisición de rutinas y el desarrollo socioafectivo, entre otras.
Por ello, la valoración individualizada de las necesidades y un programa de intervención son fundamentales para desarrollar todo el potencial del niño o la niña.